miércoles, 30 de abril de 2014

Microrrelato #1


En un acto reflejo recordó la famosa escena de "Un Perro Andaluz". Cogió una cuchilla y se mutiló el ojo izquierdo. Acto seguido repitió con el derecho igualándose con el resto de videntes.


© Jesús Mateu Rosselló, 2014

viernes, 25 de abril de 2014

Marco Mezquida (Sala Dante. Palma de Mallorca. 11.04.2014)



Crónica del concierto de Marco Mezquida (Sala Dante - Palma de Mallorca - 11.04.2014)

 

“Escuchar es difícil, no es algo fácil. La mayoría de la gente en este planeta, en este planeta global, escucha la música mientras hace otra cosa. Es algo completamente equivocado. La mejor manera de escuchar música es encontrar un poquito de tiempo para ti, sentarte y escuchar. O tumbarte y escuchar”

Wadada Leo Smith
(Recorte de la entrevista de Club de Jazz publicada en su web en fecha 26.06.2013)

Soy el primero que escucho música realizando otros menesteres. Mi no tiempo actual no me permite parar mi actividad diaria para poner un disco y dejarme llevar, pero no es algo que sea crónico… tampoco es algo que haya practicado desde siempre (actualmente lo tengo aplazado. Tengo dos razones de peso a las que quiero dedicar todo el tiempo que pueda). Recuerdo muchas horas de mi adolescencia tumbado escuchando discos. Concentrándome en lo que sonaba. Intentado identificar cada instrumento. Mirando y remirando las carátulas. Examinando el libreto. Enfadándome cuando este era demasiado simple. A veces, si estaba cansado, disfrutaba del placer de dormirme con la música de fondo incrustándose e igualmente produciendo un placer curioso y extraño. ¿Escuchamos de dormidos? ¿Tiene sentido?

Hace unas semanas, en un oasis temporal, vi la oportunidad de volver a experimentar la escucha sin más. Solo en mi casa, abandoné todo trabajo, acudí a la web de What About Music y me escuché de principio a fin el último trabajo de Marco Mezquida “La hora fértil”. (en el mes de febrero viajé a Barcelona en busca del jazz y en uno de los conciertos a los que asistí, pude ver a este excelente pianista menorquín afincado en Barcelona. En aquella ocasión, en las míticas sesiones de los jueves en el Robadors 23, pero este es otro asunto…) me quedo absorto. Hay tanto en este disco a piano solo… Pero ahora no hablamos del disco sino del directo (Presenta precisamente el trabajo comentado), así que prosigo.

El mismo día del concierto reviso las secciones de cultura de la prensa Mallorquina. No hay ni rastro. En una de las publicaciones, me encuentro la siguiente noticia: “Mercadona amplía su oferta con un centro en Cala Ratjada” seguido de “La cadena apuesta por la calidad y el ahorro energético” Muchos pensarán, ¿Y qué tiene que ver esto con esta crónica? Para mí es evidente…

Vuelvo a asistir solo al concierto (¿Esto es preocupante? No lo tengo claro. En todo caso, me siento a gusto en esta situación. Favorece muchísimo la concentración así como la observación, aunque se echa en falta una buena conversación. Una interacción con alguien que esté interesado siempre se agradece) y además llego tarde. Algo muy extraño en mí. ¿La razón? Me pierdo dos veces buscando la sala. El sentido de la orientación y yo no somos amigos. Cuando entro, hace uno o dos minutos que ha empezado (me intenta tranquilizar el propietario de la sala). Por lo tanto me he perdido los treinta minutos anteriores básicos para: llegar, sentarme, ambientarme, observar.... los creo necesarios para, en el momento de empezar, dedicar toda mi atención al concierto. En cambio, los primeros minutos no los disfruto como necesito. Llevo todavía la chaqueta puesta, no sé si el móvil está encendido, tengo las pulsaciones un poco aceleradas por la mini-carrera desde el coche hasta la puerta (Para más inri está lloviendo), todo esto, con Marco Mezquida improvisando e intercalando melodías de temas propios (según él mismo al finalizar este largo primer tema)
A pesar de todo lo comentado no tardo demasiado en entrar (en el submundo) y quedarme pegado a la silla casi sin pestañear. Ni los ojos ni las orejas. Para el final del tema ya estoy completamente dentro. Como levitando. Marco Mezquizando.

¿Dónde me he metido intentado explicar con palabras la música? Alguien me dijo que era complejo como pocas cosas. Tiene toda la razón. Se me hace cuesta arriba explicar los aproximadamente ochenta minutos brindados. ¿Cómo explicar la felicidad (hacia mí) producida por un señor que está inmerso (como ido) en sí mismo, y a su vez, en el piano? ¿Cómo describir sus tecleos. Sus caricias delicadas. Sus agresiones. Su intensidad? ¿Cómo se puede hacer entender que el sonido de un instrumento pueda hacerte olvidar absolutamente TODO, abstrayéndote y haciendo que tu cabeza esté SOLO al tanto de lo que sucede entre pianista y piano? Nada de pensamientos de NADA. Solo música. ¿Cómo? ¿Cómo puedo descifrar con palabras los sentimientos propios, el disfrute por el arte, la sublevación y por consiguiente, la admiración hacia este pianista?

No se puede. Se tiene que ver. Es algo que ya pude concluir en Robadors 23. Vivirlo en directo es algo completamente irrepetible. Estamos hablando de libre improvisación (en gran parte). Es un valor añadido. Lo que presencias no se volverá a repetir.

Acaba el concierto. El poquísimo público (entre 25 o 30 personas) reclama un Bis. Me parece correctísimo. Mezquida sorprende con una versión de “La Balanguera” (Poema de Joan Alcover i Maspons musicado por Amadeu Vives en 1923) Nunca pensé en oír una versión tan libre del himno oficial de Mallorca. Intuyo que es pura improvisación exponiendo la conocida melodía. Me parece brillante. Un ejercicio interesantísimo. Versionar standarts que todo el mundo conoce no me parece para nada mal, me encanta. Se desarrolla sin duda mucha creatividad, pero versionar un himno oficial y convertirlo en libre improvisación es algo digno de ver y de estudiar.

Para acabar vuelvo a la cita con la que empieza esta crónica. Sin duda, el Sr. Wadada Leo Smith tiene muchísima razón (Además de ser completamente lógico). Evidentemente la sociedad actual está empujada a consumir rápidamente sin poder prestar demasiada atención a nada. Parece que la música solo se contempla como algo secundario, para tenerla como telón de fondo. Darle al play y oír (no escuchar) algo de música y mientras, realizar cualquier acto.
Si alguien lee esto, y tiene un mínimo interés por la música, le recomiendo que por unos minutos se olvide de todo y que escuche música.  Hace unos años esta recomendación sería del todo absurda. Hoy en día es necesaria. Se está perdiendo un placer supremo.

© Jesús Mateu Rosselló, 2014