El baterista
El baterista absorto deja las baquetas en el goliat y se lleva las
manos a la cara. Finalizado el viaje iniciado sesenta minutos antes resta ensimismado
en sus golpes estudiados. Cree haber realizado el pase a la perfección. Y así
es. Su ejecución no deja lugar a dudas. El público entregado percute sus manos
adorando lo presenciado. El resto del cuarteto celebra junto al público la
ovación pero el baterista sigue igual. Acabado el estruendo acuerdan realizar
algunos bises. Los músicos se disponen a empezar pero el baterista se niega a
ello. Coge las baquetas y en un ataque de rabia intenta destrozar los parches
de la batería. Sus compañeros intentan pararle pero está en otro mundo. Eternos
segundos más tarde consiguen pararlo. El público está desconcertado. Solo ve
locura y agresividad cuando debería ver impotencia.
© Jesús Mateu Rosselló,
2014
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